En escenario estructuras amorfas cubiertas de telas color púrpura y escarlata. Una mujer (Else Marie Laukvik) sale de un lado del escenario, cuestionando donde se encuentra la cabeza de Goya, hace 200 años se perdió su cráneo, sigue siendo un misterio sin resolver. Ella esta preocupada, ella, representación de Leocadia Zorrilla amante de Goya, posee un espíritu sereno, conserva rasgos de una mujer joven, un poco ingenua, un poco infantil, su presencia, su candor, su femineidad, sus cánticos, su sutileza, nos hechiza, nos hace seguirla a detalle en la historia que relata, ella forma parte de una tríada de personajes que hacen girar la obra.
La actriz personificada continúa su narración, del convento salió Leocadia con apenas dieciséis años, era huérfana, se casó con un judío que la acusó de adulterio precisamente con el pintor y por lo cual se fue a vivir con él, a su finca posteriormenre denominada la "Quinta del Sordo", en calidad de ama de llaves, imaginen a esta pobre mujer, tener que soportar a un ser que tiene carácter irascible, sordera y alucinaciones, que solo habla de majas, gitanas, tauromaquia, asuntos brujeriles, que bebe, toca de forma deficiente la guitarra y pinta cosas escabrosas. Todo ese cuadro de líos nos es relatado en recitativo, seguidilla y demás sonidos ó palabras, pero de forma cautivadora, ligera, con acciones precisas, sin mortificación alguna, incluso nos arranca sonrisas.
El tejido escénico construido sobre el simbolismo histórico, nos adentra en la atmósfera ficcional del tiempo en que circunscribía Goya su obra, que data de finales del siglo XVIIII y principios del XIX, cerca de dos mil obras, dan cuenta de la variedad de géneros que realizaba: retrato, cuadros de costumbres, temas históricos, paisaje y grabado. El pintor aragonés tuvo dos fases creativas primordialmente, en la primera su pintura solían ser luminosas y detallada. Posteriormente tras la enfermedad (síndrome de Susac), cruzó un umbral hacia un universo más pesimista e introspectivo que conjugó a su vez con el turbulento periodo histórico en que vivía. Lo expresó con una visión provocativa, cuestionando la realidad, desafiando normas y convenciones del pasado y del presente. De esa forma cavo su destino. Principalmente con “Los caprichos”, publicados en 1799, que constaron de 80 grabados compuestos con imágenes satíricas y alegóricas, al calce texto crítico de su autoría.
El legado de Goya esta contenido en el impactante y simbólico leguaje visual que empleo para denunciar la hipocresía, la corrupción y la ignorancia de la sociedad de su tiempo.
Las imágenes dramáticas de “Los caprichos” capturan la oscuridad y la ironía de la condición humana, exploran temas como: superstición, vanidad, prostitución, decadencia moral y la guerra. Goya fue precusor de la revolución pictórica que vendría, con su perspicaz mirada y atrevida pluma dejó obra aguda y reflexiva sobre el quehacer que debía desarrollar el artista. Por otra parte sus ideas radicales en torno a la ilustración en contraposición al despotismo ilustrado caben destacar. Aún mas el intercambio epistolar con su amigo Martín Zapater que muestra su interioridad. También es elogiable su intento de captar la verdad del mundo, tanto del que lo rodea como de su mente, él fue consciente de ese conocimiento sui generis.
La imagen es pensamiento, creía el artista: “todos los artistas, no sólo los genios excepcionales, tienen derecho a liberarse de las reglas comunes. Descubrir la verdad, a la que el pintor aspira, pasa por adecuar la interioridad del individuo a los medios que utiliza, no por someterse a las tradiciones comunes y a las reglas que enseñan en las academias.”. Y enfatizaba en este principio: el pintor debe mostrar no el mundo como es, sino su visión personal de este mundo. En “Los Caprichos” hace una original articulación de lo observado y lo inventado, de lo real y lo imaginario.
En la obra "La quinta del sordo. Un capriccio sobre Goya", el trazo de figuras geométricas del campo ficcional aunado al lenguaje visual de las imágenes de Goya, es impresionante, producto depurado de una precisa investigación en el campo bibliográfico, en el corpóreo y en la poiesis elíptica creativa, sello indeleble de la compañía Odin Teatret, reconocida internacionalmente.
Odin Teatret siempre configura retos escénicos, el trío de actores lo demuestra, se requiere fortaleza y rigor intelectual para habitar su espacio dramático. De forma casi estática, observamos al fondo a un personaje sentado, prácticamente inmóvil durante toda la obra, tañe un instrumento de cuerdas, al final solo dice una frase que resumimos así: toda realidad es solo un espejismo, un engaño, los seres se engañan unos a otros, nunca llegar a conocerse internamente, es la conclusión que Goya nos da. De su instrumento surge un bajo continuo que impregna las acciones de los demás personajes y la atmósfera, como el flautista de Hamelin nos va encantando dentro del espiral de la historia.
El personaje de Leocadia se va transformando a lo largo de la obra, con múltiples tocados, se convierte en Josefa Bayeu la esposa de Goya, gracias a quien Goya recibe sus primeros encargos de palacio, y más tarde se convierte en pintor de cámara, recibiendo honor, dádivas y dinero. Leocadia expone los múltiples partos (7) de Josefa de Bayeu, apoyada por un tercer personaje, una especia de novicia que le asiste, posteriormente Leocadia se convierte en la mamá de Goya reconviniéndole por su mala conducta, después en Goya cuando viaja a caballo con la Duquesa de Alba, transformaciones plásticas, de gran fuerza expresiva va recreando y encarnando magistramente la actriz
Y a propósito de la novicia, inferimos que lo es por el tocado que porta, también colabora con su canto en múltiples ocasiones, en diversos registros y tesituras. Sus acciones van deslizándose rápida o lentamente y apoyan alternadamente a los dos personajes referidos, ayudan a la composición y al desplazamiento del engranaje en cada escena. Inclusive podríamos mencionar que su presencia es imprescindible, porque refuerza la unidad y solidez de los demás personajes, en la trama compositiva. Brindando calidez y frescura, como una brisa de atardecer, recorre el espacio.
Dejamos dos interesantes comentarios atribuidos a Goya.«En sus escasas conversaciones sobre pintura, al viejo Goya le gustaba burlarse de los académicos y de su manera de enseñar dibujo: “Siempre líneas y nunca cuerpos”, decía. “Pero ¿dónde encuentran esas líneas en la naturaleza? Yo sólo veo cuerpos iluminados y cuerpos que no lo están, planos que avanzan y planos que retroceden, relieves y cavidades. Mis ojos nunca perciben ni líneas ni detalles. No cuento los pelos de la barba de un hombre que pasa, y los botones de su abrigo tampoco se detienen ante mi mirada. Mi pincel no debe ver mejor que yo. En contra de la naturaleza, estos profesores cándidos quieren detalles de conjunto, pero sus detalles son casi siempre ficticios o mentirosos. Atontan a sus jóvenes alumnos haciéndoles trazar, con su lápiz más afilado, y durante años, ojos como almendras, bocas como arcos o como corazones, narices como sietes al revés y cabezas como óvalos. ¡Ay! ¡Que les den la naturaleza, que es el único profesor de dibujo!”».
«Del mismo modo que negaba el dibujo, o más bien la línea, Goya negaba rotundamente el color, aunque era colorista. Apoyaba ambas negaciones en un solo argumento: “En la naturaleza el color existe tan poco como la línea. Sólo hay sol y sombras. Dadme un trozo de carbón y os haré un cuadro. Toda pintura supone sacrificios y decisiones”, decía».
Fantástica re-creación en torno a Goya brindó Odin Teatret, celebrando su sexagésimo aniversario, dirección de Else Marie Laukvik y Eugenio Barba, participación de tres excepcionales actores Else Marie Laukvik, Rina Skeel y Ulrik Skeel. En el marco de "Confluencias 2024: Tercer Encuentro Escénico LArtES-Odin Teatret". En Teatro del Bosque, Julio Castillo, el pasado 6 y 7 de febrero de 2024.
Odin Teatret ha creado hasta el momento 81 espectáculos dirigidos por Eugenio Barba, representados en 65 países y diferentes contextos sociales. En el transcurso de estas experiencias ha crecido una cultura específica de Odin, basada en la diversidad cultural y la práctica del “trueque”.
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