“Todos somos ciudadanos de este planeta”, mencionan en su página estos jóvenes de raíces eslavas.
DakhaBraka, en idioma ucraniano antiguo, significa “dar y recibir” y vaya que dieron, nos transmitieron múltiples emociones del pasado y del presente, en una sorprendente y kinéstesica tormenta de sonido, transitando por valles y montañas, por silencio y por sonido onomatopéyico; también expresaron en paralenguajes la universalidad de la música.
Al escenario ingresaron tres chicas muy alegres, con altos gorros negros (sombreros de Astracán) y blancos vestidos con bordados en negro, seguidas de un joven muy ceremonioso. Ayer 16 de octubre a las 19:00 hrs. y otorgaron un concierto muy singular en Sala Nezahuacóyotl.
En un escenario repleto de instrumentos inferimos pudieron ser: timbales, bombos, yembes, acordeón, bandoneón, platillos, piano de cola, violoncello, y pequeños instrumentos de viento que posteriormente fueron apareciendo y otros que aún desconocemos. Aparecieron cuatro músicos de Kiev, creadores de la categoría “etnocaos”.
Un extraordinario concierto vanguardista, realizado por músicos difíciles de categorizar, nos mostraron una coalisión entre pasado y presente. Complementando su propuesta con una rara fusión de colorida multitud de sonoridades. Su primera pieza fue realmente inesperada y muy vigorosa, aderezada con instrumentos de percusión, evocando rítmicos, envolventes y eufóricos sonidos.
Extraños repiques experimentales, nos dieron un abrazo de libertad, una experiencia emocional e imaginativa a través del sonido que cautiva, centellea y se torna explosivo.
Conffeti de sonido insólito en cada pasaje ejecutado, precedido de una especial atmósfera que nos logró transportar a esos parajes culturales multinacionales que forjaron Ucrania.
Sinuosas líneas melódicas destilaban de un arsenal de instrumentos que aparecieron brindando un cálido atardecer que lentamente se convertiría en una tormenta de nieve.
Las piezas que interpretaron, seguramente de creación original, estaban salpicadas con variados tintes de música tradicional, popular y folklore, elementos que al ser cohesionados daban una vertiginosa idea de la infinidad de posibilidades de la música y que estos multinstrumentistas podían extraer de su voz e instrumentos, nos retrotraían reminiscencia de pasado.
Los susurros se convertían en cantos y los cantos iban in crescendo, un coctél de instrumentos acompañó este programa, su estructura melódica podía causar diversos efectos como: tristeza, alegría, euforia y nostalgia, estados de ánimo que desfilaron durante todo el concierto.
Escuchamos obras que conjuntaban diversas formas vocales, que en su comienzo podían ser un susurro, un chasquido, un batir de palmas, de monodía a polifonía e infinitos vericuetos armónicos muy interesantes, que iban precedidos de rigurosos acompañamientos.
Una libertad de ejecución muy vanguardista, nos permitió disfrutar de una energía desbordante por parte de los artistas que duro casi 120 minutos y nos otorgó un mundo experimental de sonido en un maravilloso concierto escénico.
Es interesante resaltar como este ensamble nos hace reflexionar sobre las eras por la que atravesó la música, la diáspora, sobre el régimen y la audiencia a la que estuvo supeditada la música, como fue evolucionando y recreando las múltiples identidades de las regiones que conformaron Ucrania desde la antigüedad. Y como sus artistas continúan defendiendo esta identidad que congrega tan diversos factores culturales.
Un concierto de esta naturaleza también nos sirve para reflexionar sobre nuestro pasado cultural y su devenir por medio de los grandes y pequeños artistas que se encuentran día a día resistiendo por hacer prevalecer su música.
Los artistas: Nina Harantska: voz, violonchelo, tambor; Iryna Kovalenko: voz, yembe, bombo, zhaliyka, flauta, buhay, acordeón, piano, ukelele; Olena Tsybulska: voz, percusión, tambor; y Marko Halanevych: voz, derbake, tabla, didyeridú, armónica, acordeón, cajón.
DakhaBraka se presentó en la edición 50 del Festival Internacional Cervatino en Guanajuato y en Guadalajara.
El presente concierto fue realizado en el marco del Festival de Cultura UNAM en Sala Nezahuacóyotl.
Texto y material fotográfico Tempus Telegraph