Sinfonía n.1 (Sinfonía Clásica) en Re Mayor, Op.25 de Serguei Prokofiev
Concierto para Violín y Orquesta n.1 en Sol Menor, Op. 26 de Max Bruch
Sinfonía n.7 en La Mayor Op.92 de Ludwig van Beethoven
En 1958, el violinista Neville Marriner invitó a una docena de sus colegas para formar un conjunto que se enfocaría en la reproducción de música barroca. Tomando el significado de conjunto de tocar con el corazón, el grupo decidió trabajar sin un conductor, al igual que muchas orquestas de cámara de la época barroca.
En este espíritu de cooperación, el conjunto trabajó hacia un sonido enérgico y brillante, pleno de un alto nivel de maestría musical, que lo se han convertido en seña de identidad. El grupo realizó su primer concierto en la fecha auspiciosa, viernes 13 de noviembre de 1959, en la Iglesia de St. Martin in the Fields de la cual toma su nombre.
No pudiendo generar suficiente interés en los conciertos, el conjunto fu requerido en el estudio de grabación de Louise Hanson Dyer, fundador del L'Oiseau Lyre Company, quien dio a la Academia su primer contrato de grabación en 1961. Otros contratos de pronto llegaron, incluido un contrato de cinco años con Argo en 1965. Además, el conjunto se hizo popular en otros lugares por sus recitales en el programa de la BBC Proms y por conciertos de Las cuatro estaciones Vivaldi , Siegfried Idilio de Wagner para películas de televisión de la BBC.
Constituida en 1970 bajo la dirección de Marriner y otros cuatro miembros fundadores, la Academia se desarrolló rápidamente en un conjunto muy popular. Sin un lugar de concierto permanente, la Academia recorrió ampliamente entre temporadas cortas en Royal Festival Hall y la Iglesia de St. Martin-in-the-Fields, tradición que han continuado a lo largo de la historia del grupo.
Amplió su repertorio para incluir música desde el barroco hasta nuestros días, para tal efecto el conjunto tomó tres formas diferentes para adaptarse a esta variedad de música. El mayor de ellos era un grupo de unos 45 músicos conducido por Marriner, que, a regañadientes, había asumido el papel de director de orquesta. El segundo grupo fue el Grupo de Cámara, que se formó originalmente en 1967 con el propósito específico de realizar música de cámara a gran escala. La tercera forma es un grupo pequeño de tamaño similar al del conjunto original, que es responsable de la mayor parte de las giras, y en varias ocasiones, tiene en silla de conducción - concertino, a Neville Marriner, Iona Brown, y Kenneth Sillito. E invitados solistas como como Julia Fischer, Julian Rachlin, Janine Jansen and Anthony Marwood.
La fluidez de la Academia, radica en una forma un poco mas práctica, porque los músicos no son empleados de tiempo completo, sino solo son contratados según sea necesario para compromisos específicos.
En 1971 la Academia realizo una asociación con la empresa Phillips, que establece al conjunto en curso hacia su establecimiento como orquesta de clase mundial.
En 1975, Phillips ofreció contratos de grabación separadas a la Academia y a Marriner. Otro hito en la historia de la Academia, también en 1975, fue la formación que el Coro de la Academia de St. Martin-in-the-Fields bajo la dirección de Laszlo Heltay. Inicialmente creado para realizar Misa en Si menor de Bach B en un viaje de la Academia, el Coro hizo una adición regular para el conjunto.
Entre giras de conciertos, el conjunto ha grabado una amplia variedad de obras que incluyen ciclos sinfónicos de Schubert y Beethoven. La orquesta cuenta con más de 500 grabaciones y se estima que un promedio de 30 minutos de trabajo de la Academia se transmite en cada estación de radio de música clásica en los EE.UU. todos los días del año. La Academia recibió su primer disco de oro por su grabación de Las cuatro estaciones de Vivaldi en 1969 con la grabación de 2007 con Joshua Bell llegar No.1 en la carta clásica de Billboard. Su banda sonora de la película Amadeus obtuvo 13 discos de oro, mientras en 1996 El Paciente Inglés recogió un premio de la Academia a la Mejor Música ©, con una banda sonora realizada por la Academia. En marzo de 2013, la orquesta y Joshua Bell lanzaron su primera grabación en Sony Classical, bajo su dirección, de Beethoven Symphonies 4 y 7. Su recodificación de conciertos para violín de Bach se dio a conocer en 2014.
A lo largo de su larga e ilustre historia, Academy de St. Martin in the Fields ha mantenido un alto nivel de virtuosismo y de trabajo conjunto. La orquesta estaba bajo la dirección de Kenneth Sillito hasta su jubilación en 2012, cuando Joshua Bell fue nombrado director musical, y su principal director invitado es Murray Perahia. Este grupo, con su amplio repertorio y flexibilidad estructural sigue siendo uno de los más distinguidos y buscados después de los conjuntos más importantes del mundo de la música clásica.
De Max Bruch (1838- 1920), escuchamos el Concierto para violín y orquesta no 1 en Sol menor, op 26. Composición: 1864-1867. 1a versión, 24-IV-1866 y versión definitiva: 5-I-1868.
Max Bruch , es un nombre indisolublemente unido a la literatura violinística, por tres conciertos –el segundo, en Re menor, como op 44 (1878), y el tercero, en la misma tonalidad, como op 58, trece años posterior– y una conocida Fantasía escocesa op 46 (1880), destinada a Sarasate, sobresalen entre otras páginas menores, si bien la mayor notoriedad la ha alcanzado este Concierto no 1, escrito a partir del verano de 1864 durante la estancia del compositor en Coblenza y sometido –tras el estreno de su primera versión el 24 de abril de 1866– a una profunda revisión, guiada por el famoso violinista Joseph Joachim, hasta verse completado en su forma actual definitiva a fines de octubre de 1867.
Precisamente es la peculiar personalidad instrumental de Joachim, en gran medida, lo que dicta el estilo de este concierto de Bruch, su libertad formal, carácter rapsódico y rutilante virtuosismo, que lleva a la supresión de las habituales cadenze solistas. Todo el concierto es una dilatada cadenza, en la que el violín se expande sin contemplaciones apoyado en una orquesta reducida y complacientemente resignada a su papel secundario. Apertura de telón con: Vorspiel. Allegro moderato: breve motivo entonado por el viento sobre un redoble de timbales, da paso a dos episodios solistas del violín, que muestran agilidad y extensión de registro, antes de presentar la primera entidad temática, inquieta y firmemente anclada en la tonalidad principal de Sol menor. Contrastante el segundo tema, es presentado Un poco più lento, interviene en un breve desarrollo por ámbitos menores, en que el violín continúa desplegando su virtuosismo escalístico, interrumpido por el tutti más largo del movimiento y retomado, como recuperación ampliada del inicio, para concluir con elegancia este preludio.
Sin solución de continuidad, el Adagio en Mi bemol mayor, entrelaza una idea principal largamente cantada, ante la cual nos encontramos casi ante una romanza instrumental por el solista, sobre un cómodo fondo de cuerdas y cornos, con otra de mayor actividad rítmica y menor trascendencia, dado que es el tema inicial quien cierra el movimiento en un ambiente plácido.
Fin de fiesta: con aire zíngaro, por su energía rítmica y atisbos modales, el Finale: Allegro energico es el movimiento más popular del concierto. Sombras menores se disipan en un luminoso Sol mayor y en la omnipresencia de un contundente tema inaugural, presentado ff en varias tonalidades y pretexto para la exhibición solista –dobles y triples cuerdas, arpegiados–. Nada puede hacer frente a su ímpetu, ni el segundo tema, propuesto por la cuerda y recogido por el solista en su registro grave, ni el breve desarrollo, ya que la reexposición –pese a la “sorpresa” de una tímida comparecencia de la primera idea en la tonalidad alejada de Mi bemol mayor– aboca sin contemplaciones a una imparable coda Presto.
La Sinfonía n° 7 en la mayor op. 92 de Ludwig van Beethoven. Obra formalmente conservadora, aunque el desarrollo armónico estremece la estructura, razonando su inestabilidad, -abstracta-, con sonidos autónomos del sentido narrativo, festiva sin duda, emblema primordial de la 7ª Sinfonía (1812) de Beethoven es en el ritmo, subordinándose cualquier otro factor, en esta inmensa maquinaria de ingeniería musical de bloques sonoros interconectados.
Poco sostenuto–Vivace abre con una mayestática introducción (cc. 1-62) a base de ambiguos acordes y corcheas ligadas siembra el germen rítmico, melódico, armónico e instrumental no sólo del allegro vivace al que preludia, sino también de la sinfonía por entero. Una modesta pero efectiva transición se condensa en un tema cuya imprompta telegráfica permea en forma de ostinato al resto del movimiento, desarrollándose y progresando en tonalidad, tratamiento y orquestación en una iconoclasta sonata de palpitante pulso de procesión.
Allegretto, de acuerdo a libros de conversación de Beethoven, él utilizaba en diálogos cotidianos la métrica de la poesía clásica como: hexámetro, pentámetro yámbico, dáctilo o espondeo. Precisamente en los dos últimos está basado el ritmo del allegretto: sucesión repetida e imperturbable de una negra, dos corcheas y dos negras, un ritmo ceremonial y obsesivo al que se subyugan las melodías, oscilando incesantes entre mayor y menor. Un simétrico acorde de armonía irresoluta parece el único modo de concluir dejando al oyente en suspense y ensoñación del misterioso canto susurrado, que solo aparece lento por contraste a sus vecinos.
Un lúdico Presto–Assai meno presto es propulsado mediante veloces y jocosas secciones, variando sin cesar dinámica y textura. El trio se inserta en dos ocasiones (cc. 153-240 y cc. 413-500) en dos tonalidades diferentes, todavía centro de la sinfonía, posee un carácter estático por sus extendidas y resonantes notas pedal en la mayor.
Allegro con brio, es una saturnalia volcánica con sus elementos desencadenados, violencia de timbales napoleónicos, la persecución en bacanal de instrumentos y una consiguiente rotación de frases entre secciones, la dionisiaca complejidad de los ritmos: un sujeto martilleante y maniaco acentuado en el pulso natural, acompañado de sforzandi en el tercer pulso (en metales y percusión) y cuarto pulso (en maderas) todo ello cohesionado con reminiscencias de temas secundarios de los movimientos previos. Y a pesar de la insistente síncopa y la vertiginosa inercia muscular.
Superada la obsesión de la urgencia sobre el contenido, la Sinfonía en la representa la coronación de la habilidad técnica, de la disciplina inventiva, del impulso luminoso de la creatividad en sí misma.
Después de escuchar durante tantos años a tantas orquestas y de analizarlas, nos preguntamos sobre la inmensa perspectiva que teníamos para escuchar a la Academia, sin embargo solo no queda una frase de tan notable dramaturgo
Much Ado About Nothing y nuestra nostalgia por sus grabaciones.
Polyphony Journal